Escrito por Verónica Soriano Hernández

Cuando queremos llegar a un lugar y decidimos emprender el camino, optamos por escoger uno ya hecho, el más transitado, el que nos da seguridad porque ya está trazado, porque es cómodo, bien iluminado, amplio o porque resulta familiar.

Sin embargo esta opción nos limita a ir por otro lado que quizás podría facilitar el llegar al mismo destino, ya sea por temor a lo desconocido o a los obstáculos que llegasemos a encontrar.

¿A qué viene esto? ¿Qué tiene que ver con el TDAH?

Recordemos las dimensiones a las que nos enfrentamos cuando se habla de la problemática de este trastorno: más de millón y medio de niños que lo padecen en México, el número de instituciones y especialistas que lo pueden diagnosticar y dar un tratamiento adecuado es insuficiente, la falta de conocimiento de los síntomas y su manejo por parte de los padres, docentes e incluso por profesionales de la salud, todos los que podríamos hacer la diferencia entre un niño que lo padece pero es apoyado, comprendido y con calidad de vida, a un niño rechazado, con baja autoestima, lastimado, expulsado, peregrinando de escuela en escuela, esperando que a alguien le importe y decida tomar este gran reto en sus manos, porque sólo es “eso” lo que necesitan estos niños, alguien que crea en ellos.

En nuestro país falta un gran camino por recorrer para cambiar este escenario, en comparación con otros países donde existen leyes y apoyos concretos para este trastorno, sin embargo cada vez somos más las personas, instituciones, médicos, investigadores, padres de familia quienes poco a poco vamos quitando piedras (prejuicios), arrancando hierbas (informando) e iluminando caminos (capacitando).

Esto lo sé porque en el oriente del Estado de México, concretamente en los municipios de Chicoloapan y Chimalhuacán se está llevando a cabo una gran labor conjunta entre docentes de Educación Especial de la zona escolar E025 , escuelas de ambos municipios, Supervisiones escolares, maestros promotores de valores, el Sistema DIF Municipal de Chicoloapan, el Centro Integral de Salud Mental (CISAME de Chimalhuacán) y Proyectodah para organizar pláticas de orientación y formar grupos de apoyo para padres de niños con TDAH. Con todos estos actores comprometidos, se fortalece el tratamiento multimodal que es el óptimo para lograr avances contundentes en este sector de la población.

Por qué iniciar este proyecto precisamente aquí, la principal razón es porque cuando se habla de las zonas con mayor inseguridad, rezagos sociales, económicos y educativos, el oriente del Estado de México está dentro de los primeros lugares; porque dentro de la población total de niños y adolescentes entre los 6 y 19 años de edad de estos dos municipios, aproximadamente 35,000 de ellos pueden tener TDAH; porque si no se diagnostica y se da un tratamiento adecuado lo más pronto posible, se corre el riesgo de caer en un mayor fracaso y deserción escolar, baja autoestima, adicciones, conductas delictivas, embarazos no deseados, accidentes entre otras situaciones indeseables; porque lo que se quiere lograr vinculando estos diversos sistemas (familiar, escolar, social, salud) es empezar a romper el círculo vicioso que impide lograr cambios estructurales y sólidos.

Desde esta perspectiva, nuestra tarea se percibe titánica y a largo plazo; pero uniendo esfuerzos, participando activamente, preparando a una mayor población a desarrollar sus habilidades de crianza, sumando colaboraciones valiosas de las asesoras certificadas por Proyectodah y de todas las personas que aquí trabajan para llevar a cabo con éxito esta labor; nos detendremos sólo por unos instantes para evaluar nuestras acciones para planear cómo ir mejorando los resultados.

Sólo así, haciendo equipo se inician y preparan los senderos que nos pueden llevar a nuevos proyectos, ideas y sobre todo esperanzas de abarcar y apoyar a un mayor sector de la población que no cuenta con los medios adecuados o las instituciones a dónde acudir. Empecemos a abrir más caminos al TDAH.

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